LA EVALUACIÓN Y EL DISEÑO DE POLÍTICAS
EDUCATIVAS EN MÉXICO
La educación es un
fenómeno complejo y delicado. Complejo por la cantidad y diversidad de
factores, actores y funciones que la conforman; delicado por las poderosas
fuerzas que lo atraviesan y por la multiplicidad de repercusiones y
consecuencias que sus acciones y resultados generan en la sociedad. Sabemos que
existe también una relación estrecha entre niveles de educación y crecimiento
económico; estudios han señalado que un año adicional de escolaridad puede
motivar un crecimiento económico de 0.44% anual.
Los organismos
internacionales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) han puesto sobre la mesa de discusión el tema de la
efectividad del presupuesto asignado a la educación en México, lo anterior a
partir de las evaluaciones practicadas a los estudiantes en distintos niveles y
áreas del conocimiento. La evaluación debe constituir una base de información
que conduzca a los distintos actores involucrados en el proceso educativo a
diseñar las políticas y líneas de acción para el mejoramiento de los
resultados. Coincidimos con la idea de que las políticas públicas en educación
se elaboran, mediante un diálogo entre los distintos actores, así como de las
demandas y presiones de la sociedad, y la propia realidad educativa. Por lo que
la educación es uno de los medios para lograr la igualdad social. Esta desigualdad
también se ve reflejada en las distintas evaluaciones específicamente de la
Prueba PISA que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico y la Prueba Enlace que realiza la Secretaría de Educación Pública.
I. La educación: Una
visión general
La educación es un
mecanismo que permite generar oportunidades para las personas. Una persona con
mayor nivel educativo tendrá mayores oportunidades de obtener empleo, mejores
salarios, posibilidades de esparcimiento, entre otros. El artículo 2º de la Ley
General de Educación, que señala:

En los últimos años,
se han registrado importantes avances en materia educativa dado que se ha
conseguido una cobertura cercana a 100% en educación primaria, una tasa
importante de expansión en el nivel secundaria, media y superior. El Plan
Nacional de Desarrollo 2007-2012 destaca
que el rezago en educación básica se estima en más de 30 millones de personas
de más de 15 años que no concluyeron, o que nunca cursaron la primaria o la
secundaria. De ellos, la mitad son jóvenes de entre 15 y 35 años. Actualmente
los años de escolaridad promedio de las personas entre 15 y 24 años es de 9.7
grados escolares. El nivel nacional de analfabetismo es de 7.7%. Aún se tiene
un gran reto sobretodo en la cobertura en niveles medio y superior.
El sistema educativo
nacional (Preescolar, primaria, secundaria, media superior, superior y
capacitación para el trabajo) brinda atención, a 33.6 millones de estudiantes.
De ellos, el 86% se encuentran en escuelas públicas. Estas cifras indican que
de la población nacional, estimada en 103 millones de personas al año
2005, el 31.4 por
ciento son estudiantes, esto significa que de los 44.9 millones de mexicanos en
edad escolar (3 a 24 años), poco más del 70 por ciento está en la escuela, lo
cual contrasta favorablemente con el 59.7% logrado en 1992. No obstante, la
cobertura presenta grandes diferencias por nivel educativo. En 2006, la mayor
cobertura se logró en educación básica: la preescolar, con 66.9%; la primaria,
con 94.1% y la secundaria con 87%.
El nivel preescolar
atiende a 4.5 millones de niños.
La educación primaria
cuenta con una población escolar de 14.5 millones de estudiantes. En la
actualidad la cobertura neta, es superior al 94% del grupo en edad escolar (6 a
11 años), la eficiencia terminal se estima en 91.8%, y la absorción de
egresados de primaria en la secundaria asciende a 94.9%.
El nivel secundaria
brinda servicio a 6 millones de estudiantes, cifra equivalente al 88 por ciento
del grupo de edad entre 12 y 14 años. Sin embargo, la eficiencia terminal es
del orden de 79 por ciento. En los últimos años, gracias a la disminución de la
demanda y en virtud de las políticas de cobertura y retención enfocadas a los
grupos de población más vulnerables, los indicadores de acceso, permanencia y
egreso de la educación básica expresan una tendencia positiva comparado con
años atrás, no obstante, prevalecen retos de cobertura, particularmente en
secundaria en las zonas de mayor pobreza.
En la educación media
superior la matrícula asciende a 3.7 millones de estudiantes, incluidas las
modalidades general y tecnológica, atendiendo a cerca de tres quintas partes de
la población de 16 a 18 años, es decir, 59.5%.
Para el caso de la
educación superior, en 2006, su matrícula ascendió a 2.6 millones de
estudiantes, captando sólo a uno de cada cuatro jóvenes de entre 18 y
22 años de edad. De
los alumnos inscritos, el 93.4% de los cuales están en los niveles de técnico
superior universitario y licenciatura, incluyendo normales, y el resto en
posgrado alcanzando. Se ha logrado una cobertura del 25%, que comparativamente
con otros países se encuentra muy por debajo, tan sólo las tasas de
matriculación de Estados Unidos, Italia, Reino Unido, Canadá y Japón, fueron de
82, 63, 60, 57 y 54%, respectivamente.
México se encuentra
rezagado frente a los países de la OCDE, ya que mientras que en nuestro país el
77% de la población en edad de trabajar tiene solamente escolaridad básica, en
los países de la OCDE este promedio es de 30%. Por el contrario, mientras que
en México 23% de la fuerza laboral tiene estudios superiores a la secundaria,
en los otros países miembros de la OCDE 67% tiene niveles educativos de
preparatoria y mayores.
Sin embargo, el nivel
de cobertura alcanzado es variable entre los tipos, niveles y modalidades del
sistema, desigual entre las regiones del país, socialmente inequitativo y poco
competitivo en términos internacionales.
En materia de
calidad, se considera que un indicador relevante para entender el problema de
la calidad educativa es el desempeño de estudiantes de primaria y secundaria.
Éste continúa siendo muy bajo en lo referente a la comprensión de lectura, la
expresión escrita y las matemáticas. Además, la brecha en calidad entre
escuelas públicas y privadas sigue siendo considerable.
Evaluaciones
nacionales e internacionales: una visión común
La evaluación del
proceso de Políticas Públicas es cada vez más recurrente; en su momento
Lindblom se preguntó si es que se puede evaluar, ya que las dificultades
son a menudo muy claras y la mayoría de la gente quiere que la elaboración de
política sea además de democrática e inteligente; y concluye que la evaluación
es difícil, no quiere decir que no haya que intentarlo.
El problema de la
evaluación, obedece a la multiplicidad de puntos de vista acerca de los
parámetros que deben aplicarse para su realización.
Otra dificultad
inherente a la evaluación es que las Políticas Públicas, como se dijo, rara vez
concluyen definitivamente; lo normal es que las mismas generan otros problemas
que requerirán la aplicación de nuevas políticas en una secuencia continua. Los
ejercicios internacionales de evaluación del aprendizaje, en los que nuestro
país ha participado, han servido como estímulo para impulsar ese desarrollo y
para posicionar el tema de la evaluación educativa en el centro del interés
público.
Las evaluaciones de
nuestro sistema educativo representan un esquema innovador, esencial para la
elaboración e instrumentación de políticas públicas.
Desde luego hay
coincidencia en que se debe generar una cultura social sobre las evaluaciones,
pero más importante es conocer la razón, alcances y limitaciones de sus
resultados, como también lo es conocer la dinámica que las mediciones generan
al interior de los actores del sistema educativo; es decir, entre alumnos y maestros,
directivos de escuelas y autoridades educativas, así como al exterior del
sistema, o sea, entre los medios de comunicación y los miembros de la sociedad
en general.
Políticas
educativas: Una visión de los desafíos
En forma
simplificada, suele decirse que no basta aumentar la educación en cantidad,
sino que es indispensable mejorar también en calidad. Los países más
pobres enfrentan hoy el reto que debieron superar hace décadas los más
desarrollados: después de conseguir que todos los niños accedan a la escuela,
evitar que la abandonen al poco tiempo, tras lo cual surge el tema de los
niveles de aprendizaje o, en forma simplificada, de la calidad: no basta que
los alumnos terminen cierto grado o nivel escolar, si lo hacen sin haber
alcanzado los objetivos que establecen los planes y programas de estudio.
Desafíos de la
evaluación educativa
Desde el punto de
vista del diseño y la evaluación de políticas
Desde el punto de
vista de la planeación de la educación
Desde el punto de
vista de los logros del aprendizaje
Juan Carlos Amador Hernández
Documento de Trabajo núm. 35
Marzo de 2008
Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública https://www.youtube.com/watch?v=4Cb6lGqmjWc&noredirect=1